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Roxana Valdivia, licenciada en Periodismo, fundadora y presidenta histórica de Patria, órgano de prensa libre en una Cuba esclava.

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sábado, 12 de marzo de 2011

Los odiadores deben ser declarados traidores a la república.

De cuando Lina Ron nos apedreó... Un relato de Alexander Cambero

Opina Gente

Publicado el 12.03.2011 18:55
Por Alexander Cambero


Caminábamos por el centro de Caracas. Una marcha impresionante se dirigía hasta la sede del Consejo Nacional Electoral, a consignar las firmas de millones de venezolanos ansiosos de buscar una salida por la vía democrática. Un pueblo que anhelada poner coto a los desmanes del sátrapa de Miraflores, y su malsana pretensión de erigirse en gendarme de nuestro destino, dejó su temores y recorrió con ímpetu libertario las calles de su capital para mostrarle al mundo el inmenso foso en donde habíamos caído. Faltando siete cuadras comenzamos a percibir movimientos extraños. Unos veinte buhoneros camuflados, sacaron de unos bolsos azules una buena cantidad de piedras y tubos de regular tamaño. Las motos de potente cilindrada daban vueltas en círculos como invitándonos a caer en su celada. Fueron cercando las cuadras con el veneno de su violencia. Mientras marchábamos hacía las inmediaciones de plaza Caracas, pensábamos, que quizás, aquel día era el último de nuestras vidas. Las cosas se fueron complicando y el dramatismo se apoderó de todo. Cinco jóvenes de Primero Justicia cayeron al piso ante el avasallante accionar de las bombas lacrimógenas; en medio del tumulto, una mujer enfurecida por su acendrada pasión por el régimen arengaba a sus fieles. Volaban las botellas y aparecieron las piedras en todas direcciones. Cuando cundía el caos originado por vagos y malvivientes, se instauraba el reinado de Lina Ron como una forma primitiva de entender la diatriba política.
Fueron momentos de mucha tensión. Dos bombas lacrimógenas lanzadas por los motorizados de rojo impactaron frente a nosotros, con mucha voluntad pudimos salir de sitio. En medio de aquel episodio, recordamos una calle que conducía al viejo Nuevo Circo. Rebasando un montón de cartones y colchones viejos, así fue que pudimos lograr salvarnos de aquella jauría de energúmenos en busca de sangre inocente.
Jamás olvidaremos a Lina Ron. Aquellos ojos que destilaban odio por el adversario, se transformaron en los brazos que lanzaban piedras y agresiones contra otros venezolanos. Junto a Hugo Chávez es la inspiración de los violentos que no tienen escrúpulos para perseguir al que fuere. Ver la capacidad de esos grupúsculos para arremeter contra los demás, sentir como su frustración patológica trasciende hasta los límites de la puñalada, es algo dantesco para la salud mental de la nación. Un grave riesgo que corre todo ciudadano que piensa distinto al mundo de las telarañas.
Esa confusión entre ser revolucionario o parecerse al malandro de barrio, es uno de los legados que deja el régimen en su transito por el poder. Un conflicto existencial que los hace actuar como verdaderos salvajes.
Muere Lina Ron, creyendo en su proceso de mentiras. Muchos se enriquecieron a la sombra y el ruido de las motos de los violentos. Mientras los vivarachos coronaron espléndidamente bajo el sortilegio revolucionario, otros apenas les alcanzaron para comer canillas rellenas con tomate, cebolla y sardinas de Mercal.
Se enfrascaron en defender a las nuevas tribus que dominan al país. Y terminaron haciéndoles el juego a los pillos mayores.
El socialismo se les pudrió. Los antiguos compatriotas ya no andan en vehículos económicos, sus hermosas camionetotas no entran a los barrios; se avergüenzan de compartir un café en vasitos plásticos. Todo cambió y hasta se marchó aquella que pensó que era posible transformar la vida en bondades para todos; así se extingue una ilusión que no tiene futuro.
Alexander Cambero
twitter: @alecambero

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Hoy anduve lejos... muy cerca.

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...Me enviaron una foto de la casa de mi infancia, hoy en ruinas, es un testigo del derrumbe de la nación pedazo a pedazo.

Patria, órgano del Partido Revolucionario Cubano, obra cumbre de Marti dentro del periodismo

  • Solo la opresión debe temer al ejercicio pleno de las libertades.
    El 14 de marzo de 1892 surge Patria


    Yo no creo que en aquello que a todos interesa, y es propiedad de todos, debe intentar prevalecer, ni en lo privado siquiera, la opinión de un solo hombre.
  • La tiranía es una misma en sus varias formas, aunque se vista en algunas de ellas de nombres hermosos y de hechos grandes.
  • La Fuerza tiene siempre sus cortesanos, aun en los hombres de ideas.
  • Hay hombres dispuestos naturalmente a ser ovejas, aunque se crean libérrimas águilas
  • Todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta. Con la casta, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas se entrebuscan, y se hombrean unas a otras.
  • A nada se va con la hipocrecía. Porque cerremos los ojos, no desaparece de nuestra vista lo que está delante de ella. Hay pocas cosas en el mundo que son tan odiadas como los hipócritas.
  • El hombre sincero tiene derecho al error.
  • Un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército.
  • Todo hombre es la semilla de un déspota; no bien le cae un átomo de poder, ya le parece que tiene al lado el águila de Júpiter, y que es suya la totalidad de los orbes.
  • Los odiadores debieran ser declarados traidores a la república. El odio no construye.
    La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio.
  • Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre.
  • El hombre ama la libertad aunque no sepa que la ama, y anda empujado de ella y huyendo de donde no la halla.
  • La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie.
  • Sólo la opresión debe temer el ejercicio pleno de las libertades.
  • Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía.

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